OMAR MEDINA
NARANJAL, Enriquillo.- Una casona de madera vieja ha sido el refugio que por décadas han utilizado los agentes de la Policía Nacional en esta localidad rural como destacamento, allí es casi imposible ver llegar la mano amiga del Gobierno de la república a solucionar necesidades básicas.
El cuartel está alojado en una casa de madera pintada de verde, con un letrero que dice “Puesto PN, Naranjal” el cual ayuda diferenciarla de las demás humildes viviendas con las mismas características.
La vieja fachada tiene varios años de construida, ha sido testigo de las penurias que han tenido que atravesar los agentes enviados a El Naranjal con la instrucción de preservar el orden público y la propiedad privada.
El cuartel se cae a pedazos, las banderas están descoloridas y viejas; prácticamente laboran dos agentes, uno amanece y otro realiza la fatiga en el día, pero nunca pueden patrullar juntos, ya que no es justo dejar el destacamento solo.
Esta zona por décadas ha sido habitada por personas laboriosas, de grandes y pequeños ganaderos y productores de leche, agrícolas y otros que claman a las autoridades mejores condiciones para los agentes que realizan labores allí.
Recientemente medios narraron el espantoso auge de robos y atracos en esa zona rural, al mismo tiempo, reconocen que los agentes no pueden hacer más de lo que está a su alcance porque no tienen ningún tipo de vehículo para movilizarse, siempre están en “jaque mate” ante la amenazante delincuencia. Piden soluciones inmediatas.
